Crónica Jaramediana 03/11/2013
Volvíamos a montear esta mancha después de muchos años sin hacerlo, por el seguimiento que le habíamos estado realizando, sabíamos que la mancha cobijaba muchas reses y sobre todo muchos guarros, una vez hecho el sorteo como es costumbre en el grupo, por armadas que van saliendo hacía sus puestos, llegamos con las rehalas a la finca, para distribuirlas en tres sueltas.
Ya al entrar en la mancha, el postor de la armada del camino, nos comentaba el intenso tiroteo que se estaba produciendo con la entrada de las traviesas, presagio de que las reses seguían allí.
Soltamos los perros a la hora de costumbre y las detonaciones se hicieron más intensas y ya no cejaron hasta el final de la montería, como preveíamos los guarros que había en la mancha le sacaban varios disparos a los monteros y lo peor de todo, es que al final lograban escapar, lo que ocurrió con dos buenos macarenos que no se abatieron pero que vimos de sacar a los perros hacia las posturas y como éstas los fallaban, alguno sigue recordando el lance por las noches.
Las recovas de la sierra, con una mancha muy espesa y vieja, trabajaron hasta que pudieron, pues veíamos los guarros de moverse entre la mancha y como a algunos los sacaban los perros y otros los burlaban, pues habíamos de tener en cuenta que era el tercer día de caza consecutivo y con un calor impropio de la fecha, aún así la recova de Manina remató un buen navajero que agarraron los perros.
Destacar no obstante el magnífico trabajo de las rehalas, que cazaron muy bien a la mano en un monte muy difícil de transitar. A pesar de todo se contabilizaron en la junta de carnes 21 venados, 6 cochinos y 15 ciervas, ya que éstas tenían cupo para no diezmar la población, destacar el puesto nº 4 del cierre del Morrón con 3 venados o el amigo Jesús García de Tiedra con 2 venados y 1 cochino y que la caza estuvo muy repartida, quedando casi en exclusiva una armada con pocos lances, pues estaba cargando aire y los perros no podían llevar la caza hasta las posturas.
El resto pasó un divertido día, viéndose algunos rebaños de muflones que no se podían abatir, para que la población crezca y nos den en un futuro buenas jornadas de caza en esta finca señera de la Sierra San Pedro, la jornada terminó con la comida a la sombra de las encinas y las posteriores copas debatiendo los numerosos lances, cerrando así un buen fin de semana, entre monteros y amigos .