Crónica Los Calvos 26/10/2014
Después del mal sabor de boca del día anterior por el bajo resultado, nos volvíamos a reunir en Aliseda, una vez dadas las normas habituales de seguridad y demás, comenzaban a salir las armadas, tres de los cierres salían rápidos porque tenían que dar una larga vuelta para entrar en la finca, el resto de armadas iban sorteando más despacio sin salir hasta que estuviéramos seguros que habían cerrado los primeros.
Colocadas todas las armadas, nada más entrar en la finca se veían los característicos pelotones de reses de la misma, lo que hacía presagiar que la mancha estaba buena tal como habíamos comprobado días antes, los primeros disparos no se hicieron esperar y a la llegada de las rehalas con la algarabía de los perros, se intensificó el tiroteo, una vez sueltos los canes las carreras de las reses eran incesantes, pero el fuerte calor hacía que pasados los primeros impulsos los perros buscaran la sombra y al perrero pues no era propio de las fechas la temperatura que teníamos, más propia casi del verano que del otoño.
Tanto es así que el moreno al final de la jornada era patente en los rostros de muchos de nosotros, esto unido a la falta de acierto de los monteros quizás por el sudor y el refresco permanente para aguantar en el puesto, hizo que los más de 180 disparos no tuvieran la recompensa que todos deseábamos y viéramos en la junta de carnes 11 venados, 1 jabalí, 2 gamos y 21 ciervas, por debajo del resultado esperado, pero la caza en abierto es así y las condiciones climatológicas en este tipo de monterías influyen mucho.
Destacar el puesto de los hermanos Pajares que fieles a su fama de “potrosos”, consiguieron abatir dos bonitos venados, el de Enrique que abatió un buen gamo y un venado, el de un amigo escocés que monteaba con nosotros por primera vez Sr. Matthew Francis que abatió dos venados y el de Eloy que abatió el único cochino que salió y que resultó ser un buen guarro.
Como siempre una vez retirados de los puestos y como el calor era incesante nos fuimos a refrescar con unas cervezas bien frías servidas por el restaurante La Montería, donde a la sombra de unos árboles degustamos una excelente comida y nos quedamos hasta bien entrada la tarde, pues la temperatura era excepcional, comentando los lances del día tomando algo entre amigos, que es como consideramos a todos los monteros en este grupo.