Crónica Pie de Zarza 18/01/2014
Volvíamos por segunda temporada consecutiva a montear esta finca de riberos con chaparros, escobas y algo de mancha de jaras. Los espectaculares regatos y vaguadas que confluyen en el río Almonte, hacen de estos parajes un lugar perfecto para el encame de los cochinos.
El día a pesar de las previsiones de casi todas las agencias meteorológicas, se presentaba frío pero despejado, con momentos de temperatura primaveral cuando el sol lucía en todo su esplendor.
Nos habíamos citado en la finca para el desayuno y el sorteo, una vez degustamos unas excelentes migas con huevo y café, comenzamos el sorteo saliendo las armadas desde la casa de la finca, lo que hacía que hubiera mucho dinamismo y continuidad en la salida.
Las nefastas perspectivas sobre el “diluvio universal” que iba a caer el fin de semana, hizo que no se cubrieran todos los puestos, por lo que se decidió dejar los “huecos” en las traviesas.
Nada más comenzar a entrar éstas sonaron las primeras detonaciones lo que hacía presagiar un buen día de caza, ya que huellas y camas en la mancha había muchas, los fallos en los disparos de los monteros hizo que el resultado fuera corto para lo esperado, por lo que al final en la junta de carnes se contabilizaron 16 guarros, destacando un navajero de tamaño descomunal.
Como sucede en este tipo de manchas, los guarros aparecían por piaras en los puestos, lo que hacía aún más difícil su abate, destacar el puesto 5 del sopié de pie zarza con dos cochinos abatidos, uno de ellos a más de 150 m, y el 3 del cierre de trinidades con el navajero antes mencionado.
Corto resultado para los animales que había en la mancha, aunque estaban más cargados en una zona, ya que una de las vacas de la ganadería que alberga la finca no se había conseguido encerrar y hubo que andar “toreando” la misma para que los perros no la agarraran a pesar de que a varios de los canes les costó varios puntos de sutura las cornadas.
Terminamos la jornada que habíamos comenzado recordando en el sorteo a nuestro fallecido amigo y socio Papi, con un buen cocido caliente que hizo revivir los cuerpos, finalizando alrededor de una lumbre charlando de los lances vividos tomando una copa entre amigos.